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Museo del Terremoto

Vive una experiencia inmersiva única, un increíble viaje en el tiempo que te hará sentir parte del acontecimiento más transformador de la vega baja.

Retrocede hasta las seis y cuarto del 21 de marzo de 1829, y descubre el alcance del mayor seísmo del sureste español en los últimos 500 años.

Introducción

De las 278 casas construidas y entregadas en marzo de 1832, hasta un total de 124 fueron repartidas “por suerte” entre las viudas y propietarios pobres. En el número 33 de la calle de La Reina, rotulada así en agradecimiento a Su Majestad, encontramos el Museo del Terremoto.

En homenaje a los acontecimientos que transformaron nuestro municipio, el Museo abre sus puertas en la última vivienda existente de las reconstruidas tras el seísmo de 1829 en las poblaciones de nueva planta: Torrevieja, Guardamar, Benejúzar y Almoradí.

El museo ofrece una experiencia inmersiva que revive el impacto del terremoto en la vida cotidiana de sus habitantes, permitiendo a los visitantes conectarse profundamente con la historia del municipio. Además, rinde homenaje a Larramendi, figura clave en la reconstrucción de los pueblos afectados.

Por último, pretende también ser un instrumento que incentive la prevención de riesgos naturales, tan vinculados históricamente a esta comarca del Bajo Segura.

La visita

Tiene una duración aproximada de cuarenta y cinco minutos y sólo es posible mediante reserva anticipada desde esta web, donde encontrarás todas las indicaciones para realizar la visita, estando limitada a un máximo de seis personas.

Se trata de una experiencia inmersiva única, un increíble viaje en el tiempo que te hará sentir parte del acontecimiento más dramático y transformador de toda la vega baja. Retrocede en el tiempo hasta las seis y cuarto de aquel 21 de marzo de 1829 y descubre cómo fue el resurgir de Almoradí, un pueblo nuevo.

La visita está recomendada para mayores de 8 años. Y recuerda que, para garantizar un uso adecuado del espacio, la vivienda está vigilada por un circuito cerrado de televisión que graba imágenes.

Antes de la Visita

Descubre, de manera previa a la visita al Museo del Terremoto, los personajes y acontecimientos claves que marcaron la tragedia. Para ello, busca los códigos QR repartidos por la Plaza de la Constitución y activa los vídeos explicativos con los testimonios de quienes lo vivieron en primera persona: José Agustín de Larramendi, el Obispo Félix Herrero, la Marquesa de Río-Florido o supervivientes de la tragedia como el Alcalde del municipio o los Frailes del Convento de Mínimos.

Un último vídeo, el de la familia receptora de la vivienda situada en la calle La Reina 33, podrás activarlo a las puertas del Museo.

Fernando VII

Alcalde de Almoradí

Fue el encargado de solicitar ayuda en primera instancia.
Obispo Félix Herrero

Obispo Félix Herrero

El primero en llegar a Almoradí tras la catástrofe. Organizó la ayuda médica y alimentaria, ayudando a cientos de heridos.
Larramendi

José Agustín de Larramendi

Ingeniero encargado del nuevo trazado urbano de Almoradí, pionero en arquitectura antisísmica.
Marquesa de Río-Florido

Marquesa de Río-Florido

Figura simbólica que representa a la nobleza implicada en la recuperación moral y social del municipio.
Viuda receptora de vivienda social

Viuda superviviente

Figura simbólica que representa a aquellos afectados que recibieron una de las viviendas sociales construidas.
Fraile de la orden de San Francisco de Paula

Fraile

Figura simbólica que representa a los frailes del convento de mínimos que quedó destruido tras el terremoto.

La Campana Andrea

La Campana Andrea –conocida también como “La Mayor”– es un símbolo histórico para Almoradí, ya que se trata del único bien patrimonial que con certeza fue recuperado de las ruinas del terremoto. Su eco, el toque de las primeras oraciones de la tarde, fue lo último que resonó por todo el pueblo minutos antes del gran terremoto. Al inicio de la guerra civil, Andrea fue arrojada a la plaza y, allí, clavada en el suelo, permaneció durante meses hasta que fue trasladada a una fundición, con la excusa de convertirla en artillería. Afortunadamente, una vez más, pudo recuperarse intacta y volver a instalarse en el actual campanario. Recientemente, en 2016, la campana se ha sometido a una profunda restauración y se ha ganado, por derecho propio, ser símbolo de fuerza y resiliencia: “Tantas veces caeremos, tantas nos levantaremos.”

Reserva

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